Doy por supuesto que has leído las 8 entradas anteriores.
Queridos lectores y seguidores de Magna Ciencia.
Esta presente entrada y las siguientes tienen como objetivo explicar las bases históricas y sociales que dieron lugar a la revolución científica de la Ilustración, que conllevaron el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial del que, ahora, con la crisis del COVID, se pretende dar un importante empuje, quizás el más importante de todos.
Para ello analizaré el contexto de ambos eventos y explicaré en qué se diferencian y que hemos aprendido en estos dos últimos siglos de modernidad. El objetivo es tratar de explicar la necesidad de no cometer, ahora, los mismos errores del pasado, y transitar por esta edad oscura siguiendo el prístino conocimiento de la Tradición Primordial No dual.
Finalmente esgrimiré por qué considero que, ahora ya sí por fin, estamos a las puertas de esta nueva Edad de Oro. Un spoiler consecuente con todo lo dicho hasta ahora: es el mapa de la Tradición Primordial no dual presentado el único que va a permitir comprender este cambio.
Del ideal de libertad del siglo XIX al individualismo del siglo XX.
Si en una cosa se caracterizó el siglo XX fue por el individualismo.
Un individualismo que no se puede comprender si no se analizan las raíces profundas de su gestación, en particular, durante la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX.
La astrología tradicional ha tratado de explicar este hecho a partir del influjo que produjo el descubrimiento en 1781 del planeta Urano. Y lo cierto es que la cadena de hechos históricos que se desencadenaron a posteriori no parece restarle acierto a la predicción: independencia de Estados Unidos, revolución francesa, guerras napoleónicas... Y algo en forma muy parecida ocurrió con los otros dos planetas llamados transpersonales: la irrupción del marxismo a través del descubrimiento de Neptuno, que viene a representar un ideal de igualdad dentro de la diferencia, y del nazismo con Plutón, que viene a representar un poder oscuro y oculto emergente que esa locura desencadenó. Pero no es de astrología de lo que quiero hablar.
Centrados solamente en el aspecto uraniano, el descubrimiento de este astro marcó el nacimiento del hombre que se separa del grupo y de la masa, al verse a sí mismo con el poder de cambiar las cosas y de desafiar el férreo status quo anterior, marcado por siglos de dominación de una clase aristocrática sobre un pueblo llano. De esta manera se entiende que estas revoluciones, a diferencia de todas las que se habían producido anteriormente, se vieran como un milagro: por fin, la ansiada libertad del hombre parecía haber llegado.
Libertad, igualdad, fraternidad.
¿A alguien se le ocurre mejor slogan para convencer a alguien sin nada que perder? Era de una lógica aplastante que esas revoluciones marcaran un antes y un después, que quedó profundamente registrado en el inconsciente colectivo, y no me refiero para nada al moderno Jungiano sino al Sagrado, impacto que, debidamente grabado como digo, tiene una importancia especial en la crisis del COVID como veremos. El hombre dejaba de luchar por las causas imperialistas de aristócratas, clero y realeza, para pasar a hacerlo directamente por su propia libertad. No era poco lo que creía haber conquistado, algo a lo que difícilmente iba a renunciar a partir de ahora.
O eso creía...
El otro lado de la libertad: el Terror.
Obviamente, el seguidor de Magna Ciencia y en particular el que haya leído el capítulo 7 descargable en este enlace, sabrá perfectamente que las cosas distaron mucho de ser así, ya que para conseguir estos objetivos "de liberación" este período se caracterizó por un Terror sin precedentes, que se fue repitiendo cíclicamente a través de la imposición de las diferentes Constituciones por parte de los nuevos ideales libertarios en la Vieja Europa y en la Nueva América a través de diferentes sociedades esotéricas con un ansia voraz como nunca de poder.
Estos acontecimientos vinieron marcados fractalmente por tres fases: un caos previo, una solución con un culpable muy claro, y un episodio de terror contra ese desdichado como respuesta y solución al caos. Gracias a esta forma de operar, la tesis, antítesis y síntesis hegeliana, el problema efectivamente se eliminaba... para crear con ello otro o varios aún peores.
El contexto histórico y social.
Siguiendo una cadena de hechos lógica y consecuente con este contexto social, esa nueva clase burguesa empezó a creer, en una superlativa ingenuidad, que le estaba arrebatando poder al viejo orden mundial representado por esa aristocracia, conquistando gracias a ello, nuevas cuotas de ese su nuevo dios: la libertad.
Ahora, los mandatarios estaban acotados a servir a los intereses del pueblo al cual representaban, y ya no podían hacer y disponer como quisieran como había pasado hasta ese momento.
O eso creían...
Pero la cosa no terminaba, ni mucho menos, con ese nuevo ideal de libertad, pues la libertad era y es una palabra bastante vacía de contenido, sobre todo, cuando se mira desde la perspectiva de las creencias modernas posteriores a estos eventos clave.
¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de libertad?
Desde el punto de vista de la Ciencia Sagrada, la libertad (que no hay que confundir con el muy moderno concepto de libre albedrío) poco o nada tiene que ver con estas supersticiones modernas.
En la Tradición Trika No dual la podemos ver reflejada en el concepto de Svatantrya, que se podría traducir por el infinito poder (o Sakti) en la capacidad de manifestación en todas las formas posibles e imaginables de la Suprema Consciencia No Dual, las cuales incluyen, todas las supercherías y dislates de los materialistas y positivistas desplegadas en este final de Kali Yuga.
El nuevo conocimiento y el nacimiento de la ciencia moderna.
Aparte de este necesario apunte, lo cierto es que volviendo al contexto histórico, esta libertad moderna seducía y sedujo y mucho, llenando la cabeza de prometedoras ideas. Pero el estómago... el vientre solo lo llena otra cosa que aún seduce más: el conocimiento. Y para un pueblo llano que desconocía la Ciencia Sagrada reservada históricamente a una minoría en algo que, sobra decir, no ha cambiado un ápice hoy en día, la recién nacida ciencia moderna era la perfecta solución a todos los males.
Ahora se creía tener la forma de conocer el mundo natural del que hablaban los antiguos y del que 200 años después de positivismo no queda casi un ápice de él, con una importante trampa ya detallada en la entrada anterior.
O eso creían.
Paramos mejor aquí pero continuará en la siguiente entrada.
Valença Do Minho, Portugal, 25 de setiembre de 2021.
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